La práctica de Mindfulness ayuda a las personas a mantenerse concentrados o enfocados en una cosa a la vez. Esto tiene, entre otros, el beneficio potencial de mejorar la concentración, la reducción de ansiedad y la mejora en mantener la calma ante situaciones difíciles. Hace años se pensaba que los ejercicios de Mindfulness estaban pensados únicamente para adultos, sin embargo, distintos estudios han demostrado que la atención plena puede ser practicada por niños.
Este hecho abre muchas posibilidades, ya que entrenar la mente y conseguir que los niños “pongan el foco” de manera controlada por ellos mismos, es una habilidad con la que desarrollan al máximo los cinco sentidos, mejora su capacidad de concentración y además les ayuda a gestionar situaciones de estrés que sufridas durante la infancia, pueden acabar siendo traumas que les generen problemas futuros.
La infancia es en realidad en el momento ideal para comenzar a entrenar la atención plena. Hay que tener en cuenta que los niños no tienen conciencia del “yo” y que viven constantemente en el presente, sin pensamientos que les lleven a etapas pasadas o futuras. El Mindfulness les da la llave para ser conscientes. La práctica consigue estimular notablemente la curiosidad de los niños por conocer su entorno, potencia la creatividad y desarrolla la capacidad de describir la realidad, sensaciones y objetos sin emitir juicios de valor. Se trata de que entiendan “lo que hay” sin distorsiones.
La práctica de Mindfulness es ya una realidad en las aulas en Estados Unidos, Holanda y Gran Bretaña. El objetivo no ha sido incluir una nueva asignatura, sino aplicar técnicas de atención plena en las aulas como una manera de vivir, de hacer las cosas. La formación a los profesores con este propósito es esencial, y ayuda a mejorar comportamientos, incrementa la concentración y sobre todo, les da herramientas a los alumnos que podrán utilizar a lo largo de toda su vida.
El Rincón de Mindfulness